sábado, 21 de septiembre de 2013

MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS (BEYOND BORDERS)


La protagonista de la película es una americana que vive en Londres y  ajena a los que sucede en el mundo exterior. Se encuentra casada con un hombre al que ya no ama, un adinerado banquero británico. Durante una recepción en la que se busca recaudar fondos para obras benéficas, la protagonista Sarah Jordán conoce al doctor Nick Callahan quien pronuncia un discurso durante el evento, que impacta sobre manera a Sarah quien decide dejar su vida y seguir la pasión y los ideales del doctor Callahan, quien ayuda  los niños en África que sufrieron las atrocidades de la guerras civiles en este continente.
La película está dirigida por el neozelandés  Martin Campbell, cuenta con la participación de la actriz estadounidense Angelina Jolie, quien encarna Sarah Jordán protagonista de la película , así como el actor británico Clive Owen , la película está basada en el género del drama y el romanticismo, porque nos trata de mostrar los terribles sufrimientos que sufren las naciones luego de estar sumergidos en la guerra, sufrimientos como la hambruna, la desigualdad y la corrupción que afecta a los más desprotegidos, así como también nos muestra el romanticismo por parte de los protagonistas principales. Por otro lado esta película tiene mucho de documental, ya que nos muestra las realidades que se viven en otras partes del mundo, realidades de las que muchas veces no conocemos por la falta de información que existe, así como la falta de interés que tenemos para con lo que sucede alrededor del mundo.
La película nos muestra la realidad de los países que son azotados por la guerra, el sufrimiento, la desigualdad se observan a los largo de casi toda la película. Nos muestra que estos gobiernos no respetan los derechos mínimos de sus ciudadanos , nos muestra la falta de valores y principios de estos gobernantes.

Código de conducta trasgredidas:

EL DEBER HUMANITARIO
Aliviar el sufrimiento, es lo fundamental, la necesidad de los más afectados fue aprovechada de forma negativa para lucrar con las necesidades de los más desprotegidos. Asimismo también existen personas que si tienen deber humanitario, apoyan y siguen fomentando las acciones necesarias para ayudar a los más necesitados, mediante la recaudación de fondos para ayudar a las personas que sufren las consecuencias de las guerras ( hambruna, etc…).

RESPETAR LA CULTURA Y COSTUMBRES

Cuando ayudamos dar debemos adecuamos al lugar, al entorno y tener en cuenta que una población que está en la misma situación, no debe cambiar sus costumbres, puesto que generaría un problema adicional al ya encontrado.


PROYECTO ESFERA

Proyecto esfera

Carta humanitaria y normas mínimas para la respuesta humanitaria

El Proyecto Esfera fue iniciado en 1997 por un grupo de organizaciones no gubernamentales y el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja a  fin de elaborar un conjunto de normas mínimas universales en ámbitos esenciales  de las respuestas humanitarias: el Manual de Esfera. El objetivo del Manual es  mejorar la calidad de las respuestas humanitarias en situaciones de desastre o de conflicto y mejorar la rendición de cuentas del sistema humanitario ante la  población afectada por el desastre. La Carta Humanitaria y las normas mínimas para la respuesta humanitaria son el resultado de la experiencia colectiva de muchas personas y organizaciones y, por lo tanto, no representan las opiniones de ninguna entidad en particular.

¿Qué es Esfera?

El Proyecto Esfera y su Manual son conocidos por haber introducido las nociones  de calidad y de rendición de cuentas en las respuestas humanitarias. Pero ¿cómo surgió el Proyecto Esfera? ¿Cuáles son su filosofía y su enfoque? ¿Cómo y por qué se concibió el Manual? ¿Qué lugar ocupa el Manual en el ámbito general de la acción humanitaria? ¿Quién debería usarlo y por qué? El presente capítulo intenta responder a estas preguntas clave. Expone, además, en detalle la estructura del Manual y explica cómo usarlo y cómo el lector y su organización pueden cumplir las normas mínimas de Esfera.

La Carta Humanitaria

La Carta Humanitaria expresa nuestra convicción común, como organizaciones humanitarias, de que todas las personas afectadas por un desastre o  un conflicto armado tienen derecho a recibir la protección y la asistencia que  garanticen las condiciones básicas para vivir con dignidad. Creemos que los principios descritos en la Carta Humanitaria son universales y se aplican a todas las personas afectadas por un desastre o un conflicto armado, dondequiera que se encuentren, así como a quienes procuran asistirles y brindarles seguridad. 
Estos principios están incorporados en el derecho internacional, pero su fuerza dimana, en última instancia, del principio moral fundamental de humanidad, que establece que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Fundándonos en este principio, afirmamos la primacía del imperativo humanitario: hay que actuar para prevenir y aliviar el sufrimiento humano causado por los desastres o los conflictos armados y nada puede prevalecer sobre este principio. 
Como organizaciones humanitarias locales, nacionales e internacionales, nos comprometemos a promover y respetar los principios de esta Carta, y a observar las normas mínimas en la labor que desempeñamos para prestar asistencia y protección a las personas afectadas por un desastre o un conflicto armado. 
Invitamos a todos los que participan en actividades humanitarias, incluidos los actores gubernamentales y del sector privado, a que se adhieran a los principios, derechos y deberes comunes.

EDAM PERÚ

PRESENTACIÓN

El Manual de Campo de EDAN, se ha diseñado, para ser un documento de consulta fácilmente transportable. Que proporcione la información básica sobre las características y efectos de fenómenos naturales que por su magnitud e intensidad generan desastres.
El Manual de Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades – EDAN contiene guías de procedimientos y formatos estructurados que permiten efectuar evaluaciones de daños, análisis de necesidades y acciones de respuesta; además contiene información básica referente al empleo de técnicas de recolección de datos y análisis e interpretación de la información georeferenciada. El Manual proporciona asimismo una lista rápida de verificación de daños y de necesidades post-desastre.
Es una guía para los evaluadores de los Comités de Defensa Civil, tiene por finalidad brindar lineamientos para una información coherente, uniforme, oportuna y veraz, la información relativa a una emergencia o desastre que permita la toma de decisiones adecuadas para la atención de la emergencia o desastre asi como la obtención y distribución de la Ayuda Humanitaria requerida.
Finalmente, proporciona una guía práctica de procedimientos que facilita a los responsables en el Centro de Operación de Emergencias (COE), registrar, colectar y exhibir la información, respecto de los daños ocasionados por una emergencia, utilizando el aplicativo informático, elaborado por el INDECI denominado Sistema Nacional de Información para la Prevención y Atención de Desastres -SINPAD.

EVALUACIÓN DE DAÑOS

La Evaluación de Daños es el proceso de recolección de información referida a la identificación y registro cualitativo y cuantitativo de la extensión, gravedad y localización de los efectos de un evento adverso.
Ocurrido un desastre, la tarea inmediata es el análisis de la situación creada y la toma de decisiones para su superación. El estado situacional en que se encuentra la zona hace de necesidad prioritaria que se efectúe una evaluación de daños, en base a la cual se adoptarán las medidas de apoyo técnico y logístico que se requiera. Una información accesible, apropiada y confiable acerca de la magnitud de un desastre es absolutamente esencial para planificar, conducir y llevar a cabo un buen manejo de las operaciones de asistencia y socorro. La finalidad, es la de tener la información necesaria para determinar las necesidades que faciliten a los Comités de Defensa Civil, tomar decisiones rápidas y oportunas para atender a la población.
Sus características son:
• Objetiva: sólo debe registrar los daños realmente ocurridos y que deben ser considerados.
• Oficial: debe ser la voz del Comité de Defensa Civil, de esta forma se centraliza la evaluación en una autoridad oficial.
• Dinámica: además de los daños inmediatos, es necesario proyectarlos posibles daños secundarios y las probables necesidades que éstos generan a fin de anticipar sus efectos para la toma eficaz de decisiones.
1. Tipos de Evaluación de Daños
• Evaluación Preliminar.- primera apreciación del desastre en forma cuantitativa y/o cualitativa, basada en una aproximación a lo ocurrido, como resultado del impacto del fenómeno en el menor tiempo posible12 (dependiendo de la magnitud del evento, aproximadamente a las 8 primeras horas); esta información es esencial para tomar decisiones de corto plazo, su principal característica es que por ser inicial requiere un reajuste permanente. Este tipo de evaluación incluye en todos los casos aspectos relativos al fenómeno, daño físico a la salud y edificaciones básicas.
• Evaluación Complementaria.- información cuantitativa y/o cualitativa complementaria de los daños y las necesidades relacionadas con la atención inicial de la emergencia, sin sofisticados estudios, que permite identificar en las primeras 72 horas los puntos críticos para las fases de
rehabilitación y reconstrucción. Requiere de mayor tiempo y precisiones para elaborarla; contempla la información relativa a los daños a los servicios públicos esenciales y a la producción.
• Evaluación Final.- Consolidado de la información sobre los daños y acciones de respuesta de los sectores u organismos componentes del Sistema Nacional de Defensa Civil, como resultado de la recopilación de la información en detalle que cada uno ellos
proporciona al INDECI.

Objeto de la Evaluación:
Establecer prioridades de atención que conllevan a la toma de decisiones acerca de dónde, cuándo y qué clase de ayuda debe prestarse en orden prioritario.




GESTIÓN DE RIESGO DE DESASTRES


GESTIÓN DE RIESGOS DE DESASTRE

La incorporación de una hipótesis de riesgo supone la existencia efectiva de una gestión de riesgos de desastre, que abarca tanto las políticas y acciones de mitigación, diagnóstico, preparación y prevención de desastres, que tienden a reducir la vulnerabilidad, como las estrategias de atención en la emergencia o capacidad de respuesta a los impactos inmediatos de un desastre, la rehabilitación y reconstrucción.
En este sentido la gestión del riesgo supone no sólo la intervención del gobierno sino también la interacción de distintos actores sociales públicos y privados que incorporen las hipótesis de riesgo en sus modalidades de interacción con la sociedad local.

No existe un antes, un durante y un después sino que se trata de fases concatenadas e integradas horizontalmente en las cuales, independientemente del peso diferenciado de cada actor institucional, se debe saber que lo que se haga en una fase incide sobre la otra, positiva o negativamente.
Desde una óptica fisicalista o estructural de la gestión de los desastres, la prevención se asocia con obras de ingeniería y la preparación se reduce a las actividades de alerta y evacuación o al estudio científico centrado en las ciencias de la tierra y la ingeniería.
Sin embargo, durante las últimas décadas se amplió el enfoque, a partir de las ideas y concepciones aportadas por las ciencias sociales. En consecuencia es necesario esclarecer y especificar algunos conceptos claves de la gestión de los desastres: prevención, mitigación, preparación, atención, rehabilitación, reconstrucción, emergencia y respuesta.








LA GESTIÓN DEL RIESGO

La ausencia de hipótesis de riesgo socialmente consensuadas se traduce en deficiencias en la gestión organizativa y en la implementación de políticas de prevención y reducción del riesgo de inundación.
Incorporar una hipótesis de riesgo significa cuestionar ciertos supuestos persistentes en el tiempo que tienden a colocar todo el énfasis explicativo en la ocurrencia de grandes lluvias impredecibles como eje del problema y la fe en la realización de obras de ingeniería como clave de su solución.

Tanto la concepción del fenómeno, como las propuestas de intervención quedan signadas por el carácter extraordinario, en contraposición con la idea de recurrencia. Si se acepta la segunda, la inversión debiera ser permanente hasta garantizar la minimización del riesgo. Si se trata de un fenómeno extraordinario, este justifica el gasto también concebido como extraordinario, que se realiza una sola vez y que no debiera reiterarse. Esta caracterización “extraordinaria” del fenómeno se asocia directamente con la carencia de una política y de una gestión de mitigación del riesgo.
Por el contrario, una política de prevención y mitigación estaría asociada claramente a la definición del fenómeno como recurrente. En este sentido, la gestión debería impulsar tanto políticas estructurales (obras de ingeniería), como políticas no estructurales de mitigación de riesgo, tales como:
·       Prevención: incluye el manejo de sistemas de procesamiento de datos, de estimación de recursos y de escenarios de riesgo, de generación de normas y controles, de costos y cronogramas de actividades.
·      Disponibilidad y acceso a la información: tienen un carácter estratégico en planificar el ambiente socio-productivo; deben considerarse escalas temporales y espaciales articulando, según el caso, distintos tiempos históricos y escalas geográficas (local, regional).
· Políticas públicas: deben definirse intersectorial, interjurisdiccional, e interdisciplinariamente, tratando de conciliar la sustentabilidad ambiental, la racionalidad técnica, la voluntad política y la equidad social; incorporando mecanismos de participación de los actores sociales en las distintas fases de las políticas, según modalidades adecuadas a cada etapa de los procesos.
·   Relaciones institucionales y jurisdiccionales: deben fortalecerse para una mejor gestión de los desastres.

El desafío de la gestión es reconocer el riesgo recurrente y construir una política de prevención y mitigación del riesgo con la participación de los actores involucrados.

La estrategia, las acciones y proyectos propuestos debieran :
·        Incluir activamente a la sociedad local a través de su participación.
·       Estar justificados técnica, económica, financiera y ambientalmente

Estar apoyados y avalados por los actores sociales de la zona, la población y sus organizaciones.
Los proyectos deben ser congruentes con las visiones y posibilidades de la población y factibles desde la perspectiva económica, social y cultural de la sociedad
Lograr un equilibrio adecuado en la propuesta de distintos mecanismos de reducción de riesgo, incluyendo, un balance entre las medidas estructurales y no estructurales; la adecuación de las formas y componentes productivos, de los mecanismos financieros y seguros; y el fortalecimiento de las modalidades y condiciones generales de vida de la población que asegure una mejor capacidad
de acción frente al riesgo de inundaciones.
Estar acompañados por definiciones sobre las formas organizativas y las competencias institucionales requeridas para su implementación y continuidad.
Durante todo el documento se señaló reiteradamente la desorganización en el ámbito de la acción pública que tiene como consecuencia una falta de coordinación y articulación de las acciones con los diversos sectores, organismos no gubernamentales y organizaciones privadas nacionales e internacionales involucrados en la gestión del riesgo. Esta “desorganización” para afrontar el desastre como proceso, se vincula a una "organización" para otros objetivos donde no se priorizan o valoran estos temas.
Si definimos la gestión del riesgo con una figura, el triángulo nos permitiría incorporar en sus tres vértices al sector gubernamental, al sector privado y a la sociedad civil y en el centro, intregrando a estos circuitos, mecanismos de co-gestión durante todo el proceso.
Generalmente la gestión se ha tendido a ver como una actividad del estado (obras de ingeniería con alto costo y en consecuencia, competencia del gobierno nacional o provincial). Efectivamente los aspectos legislativos y normativos corresponden al nivel gubernamental, pero la prevención y mitigación deben ser
funciones integradas a las prácticas del sector privado y de los sectores comunitarios en conjunción con los gobiernos locales. En este sentido, aunque los aspectos legislativos corresponden al nivel gubernamental, en algún momento esta tarea se puede nutrir con la participación de los actores sociales dependiendo los modelos de gestión que se desarrollan -, en tanto su involucramiento en la prevención y la mitigación los llevarían a adquirir un tipo de experiencia práctica o desarrollar concepciones y propuestas que, en algún momento, se pueden traducir en inquietudes legislativas y normativas, por lo menos, inicialmente locales.
Existen experiencias de gestión asociada entre ONGs y gobiernos municipales de localidades afectadas, involucrando ciertos niveles de participación de la población afectada y de fortalecimiento de capacidades municipales en la construcción de viviendas en áreas no inundables. Sería importante desarrollar esta línea de acción con mayor integralidad en otras fases de la gestión del riesgo.





Mitos y realidades de los desastres naturales

El efecto de los desastres sobre la salud pública se asocia a muchos conceptos erróneos. Las personas que planifican y dirigen las operaciones de socorro en caso de desastre deben familiarizarse con los siguientes mitos y realidades:

Mito:

Se necesitan médicos voluntarios extranjeros con cualquier clase de antecedentes médicos.

Realidad:

La población local cubre casi siempre las necesidades inmediatas de salvamento. Suele necesitarse personal médico con habilidades de las que se carece en el país afectado.

Mito:

Se necesita cualquier tipo de asistencia internacional y de manera inmediata.

Realidad:

Una respuesta precipitada que no se base en la evaluación imparcial solo contribuirá al caos. Es mejor esperar hasta que se hayan evaluado las necesidades reales. De hecho, casi todas las necesidades son cubiertas por las propias víctimas y sus gobiernos e instituciones locales, no por las intervenciones externas.

Mito:

Después de cualquier desastre, las epidemias y las plagas son inevitables.

Realidad:

Las epidemias no se producen espontáneamente después de un desastre y los cuerpos de los difuntos no causan brotes catastróficos de enfermedades exóticas. La clave para prevenir las enfermedades consiste en mejorar las condiciones sanitarias y educar a la población.

Mito:

Los desastres revelan los peores rasgos del comportamiento humano (por ejemplo, saqueos y amotinamientos).

Realidad:

Aunque pueden producirse casos aislados de comportamiento antisocial, la mayor parte de las personas responden de manera espontánea y generosa.

Mito:

La población afectada está demasiado aturdida y desvalida para asumir la responsabilidad de su propia supervivencia.

Realidad:

Por el contrario, muchas personas encuentran nuevas fuerzas durante una situación de emergencia. Así lo demostraron los miles de voluntarios que se unieron espontáneamente a las excavaciones de los escombros para buscar a las víctimas tras el terremoto de la Ciudad de México en 1985.


Mito:

Los desastres son asesinos indiscriminados.

Realidad:

Los desastres golpean con mayor fuerza a los grupos más vulnerables, es decir, a los pobres, las mujeres, los niños y los ancianos.

Mito:

La mejor alternativa es ubicar a las víctimas del desastre en campamentos provisorios.

Realidad:

Esta debe ser la última alternativa. Muchas organizaciones utilizan los fondos normalmente destinados a la adquisición de tiendas de campaña para comprar, en el propio país afectado, materiales de construcción, herramientas y otros bienes relacionados con la edificación.

Mito:

La vida cotidiana vuelve a la normalidad en pocas semanas.

Realidad:

Los efectos de un desastre pueden durar un largo tiempo. Los países afectados consumen gran parte de sus recursos económicos y materiales en la fase inmediatamente posterior al impacto. Los buenos programas externos de socorro planifican sus operaciones teniendo en cuenta el hecho de que el interés internacional se va desvaneciendo a medida que las necesidades y la escasez se vuelven más acuciantes.


Emergencia o Desastre
El riesgo puede traducirse en un evento adverso o destructivo, que implica una alteración intensa en las personas, bienes, servicios y ambiente, sea éste por causa natural o provocada por el hombre, que excede o no la capacidad de respuesta de la comunidad afectada. Cuando esta alteración intensa excede la capacidad de respuesta de la comunidad afectada, es un Desastre. En el caso que la capacidad de respuesta no se vea superada, se califica como Emergencia.
Clasificación de las Emergencias y Desastres
Según su Origen: Desde el punto de vista de su origen, las emergencias y desastres se clasifican en:
a. Origen –Natural: Aquellas derivadas de la manifestación de amenazas generadas por fenómenos naturales sobre un sistema vulnerable. Se enmarcan en dos grandes ámbitos, las de tipo geológico - terremotos, erupciones volcánicas, etc. - y las de tipo hidrometeorológico - sequía, temporales, etc.
b. Origen Antrópico: Emergencias o desastres que se manifiestan a partir de la acción del hombre y sus interrelaciones, muchas veces en función de su desarrollo, o a veces intencionalmente. Algunos de estos eventos son los incendios, accidentes aéreos, terrorismo, etc.
Según su Manifestación: Desde el punto de vista de su manifestación, las emergencias o desastres se clasifican en:
a. De Manifestación Lenta: Son aquellos fenómenos de lento desarrollo, que por su duración, extensión y severidad, terminan generando daños materiales y/o humanos, Por ejemplo: sequías, temporales, desertificación, etc.

b. De Manifestación Súbita: Son aquellos eventos de desarrollo intempestivo, generando daños materiales y humanos; por ejemplo terremotos,etc.