domingo, 1 de diciembre de 2013

ESTRATEGIAS DE DESMOVILIZACIÓN PARA EQUIPOS DE PRIMERA RESPUESTA


Comprende la etapa de la desmovilización en la cual los trabajos de urgencia ya han sido realizados, la calma retorna paulatinamente al lugar del desastre y los equipos de respuesta empiezan a ser relevados, en esta fase se puede observar las siguientes manifestaciones:
·         Dificultad emocional para aceptar el término de las operaciones, deseo de seguir trabajando.
·         Melancolía, depresión.
·         Inquietud, disgusto o aburrimiento ante el trabajo rutinario
·         Sentimientos de extrañamiento por el trabajo en desastre.
·         Sentimientos de extrañamiento por la familia.
·         Sentimientos de cólera o frustración.
·         Necesidad de hablar, contar y repetir las vivencias del desastre.
·    Conflicto con los compañeros que no participaron en las operaciones del desastre, sentimientos de superioridad.
·         Conflicto con la familia, esta puede estar enojada por su ausencia prolongada en el desastre.

  • El principal objetivo inmediato con los trabajadores de los equipos de respuesta que participan en un desastre o se ven involucrados en un incidente crítico en stress es el de minimizar la severidad y duración del trauma emocional.
  • Se debe permitir la expresión de sus emociones y ayudarlos a entender y comprender sus sentimientos y los efectos psicológicos que puedan aparecer algunas semanas después.
  • Existen técnicas de desmovilización psicológica que se orientan a los objetivos planteados líneas arriba y se conoce como "Debriefing", el cual puede ser espontáneo o dirigido, esta acción la puede realizar personal entrenado pero de preferencia por psicólogos, previamente capacitados.
  • Con la finalidad de evitar la fatiga emocional, y la aparición de errores por parte de los equipos de respuesta en situaciones de desastre se sugiere el siguiente horario de trabajo: 12 horas de trabajo por 12 de descanso, durante la primera semana. Posteriormente 5 días de trabajo por un día libre y en condiciones extremas de alto riesgo 2 horas de trabajo por 15 minutos de descanso.
  • El "Debrifing" debe de ser aplicado inmediatamente después de una situación de incidente crítico en stress, se pueden realizar mini debrifing, en los intervalos de descanso.
  • Después de una semana se debe de realizar un seguimiento y reunión con el equipo para evaluar su readaptación a la rutina laboral y familiar.
El Debrifing no es una reunión de crítica ni de poses de dureza emocional sino es más bien una oportunidad en la cual el trabajador del equipo de respuesta puede expresar sus emociones y sentimientos, y ser comprendido, manifiesta sus síntomas físicos y psicológicos que puede estar sintiendo aprende a reconocerlos como reacciones esperadas en estas circunstancias y se prepara para reintegrarse a la rutina diaria
SOPORTE PSICOSOCIAL
1. Bourne (Neurofisiólogo-USA) que realizó trabajos en Viet-nam, manifiesta que aún en situaciones muy peligrosas, si el individuo siente que cuenta con el apoyo del grupo, tiene la noción de que domina la situación y siente que desempeña una función social muy importante, quedará protegido contra los efectos negativos del Stress.
Es decir, existen ciertos factores psicosociales que protegen al individuo de los efectos dañinos del stress, así este se encuentre en circunstancias extremadamente peligrosas y esto tienen que ver con el grado de camaradería, compañerismo e integración del grupo del cual forma parte, de la confianza que tiene en sus conocimientos técnicos y el dominio que le permiten estas habilidades y conocimientos para poder manejar y dominar las situaciones por complejas que éstas sean, y por último del grado de convencimiento de que está realizando una misión muy importante y apreciada socialmente, contribuyendo a aliviar el dolor, el sufrimiento y a salvar vidas humanas.
2. Rof Carballo (Neurofisiólogo español) manifiesta que un sujeto expuesto de caer en una situación de stress, si cuenta con una confiada relación con un confidente, o si tiene alguna persona que lo apoye o si tiene un respaldo afectivo de amistad, amor; quedará protegido de los efectos negativos del stress.
Rof Carballo, presenta un enfoque diferente al anterior, el prioriza el respaldo afectivo como protección al stress, en esto se respaldan algunos trabajos que indican que las personas solas, sin pareja se encuentran en desventaja frente a los casados o los que tienen pareja, cuando sufren el impacto de un incidente crítico en stress, de lo que se deduce que es de vital importancia que en las Instituciones que forman parte de los equipos de respuesta, se promuevan y fortalezcan los lazos de unión entre los diversos grupos familiares de cada uno de sus integrantes a través de reuniones de confraternidad que permitan conocerse y ayudarse mutuamente cuando el caso lo requiera para disminuir el impacto emocional de un incidente crítico en stress, y que les proporcionen la comprensión necesaria a su retorno al hogar, después de haber participado en un desastre.
3. Los grupos familiares deben de conocer las reacciones psicológicas del stress post-traumático afín de poder identificar los síntomas oportunamente, comprenderlos, y solicitar la ayuda correspondiente.
RECOMENDACIONES PARA LOS JEFES
1.    Durante la fase de alarma proporcione al trabajador toda la información posible sobre lo acontecido, utilizando para tal fin cualquier medio de comunicación o en una reunión previa con el personal que ha llegado con la finalidad de ir preparándolos emocionalmente.
2.    Proceder a dar información a los Equipos sobre el estado de sus familiares y su localización.
3.    Tener siempre presente que la identificación e intervención ante las reacciones del stress-trauma, revise y recuerde los múltiples síntomas indicando su efecto decreciente.
4.    Haga uso de la asistencia psicológica en el campo operativo y téngalo en cuenta en sus planes de trabajo, el equipo de psicólogos pueden observar el funcionamiento de los trabajadores, dar soporte a estos y avisar a los Oficiales del Comando sobre el nivel de fatiga, así como de las reacciones de frustración o de fracaso (Mitchell 1983).
5.    Procurar la rotación de los trabajadores para evitar la exposición prolongada a las situaciones de gran stress (tareas de triage, morgue provisional, etc.), a fin de evitar el quebrantamiento emocional, use personal de soporte emocional.
6.    Recuerde que la habilidad del trabajador disminuye por la fatiga y se comienzan a cometer errores que pueden ser fatales.
7.    Permita que se hable sobre sentimientos, no los censure y motive su surgimiento.
8.    Recuerde que el regreso al trabajo y a la vida familiar puede ser difícil después de un desastre o incidente crítico.
9.    El reconocimiento público y oportuno por el esfuerzo desplegado es muy importante para mantener la autoestima y la autoconfianza, en los equipos.
10.  A fin de evitar el quebrantamiento de los trabajadores tenga en cuenta lo siguiente:
a.     Facilidades de servicios higiénicos
b.    Comidas y bebidas apropiadas y oportunas
c.     Proteja el agua y la comida, a fin de evitar su contaminación.
d.    Ubicar y proporcionar un lugar donde descansar, lejos de la escena.
e.    Establezca horarios de trabajo
f.      De oportunidad para que se expresen sentimientos.
g.    No permita que ningún efectivo retorne a su rutina diaria sin antes haber pasado por una "desmovilización" psicológica.
h.    En caso de que algún integrante de los equipos de respuesta sufra una herida debe ser atendido y evacuado inmediatamente porque su ocurrencia tiende a desmoralizar al resto de los integrantes.
En caso de Incidente Crítico que involucre a un efectivo de los equipos de respuesta, evite lo antes posible que la familia se entere por la prensa, tenga un equipo de soporte en crisis conformado de antemano que tiene que estar integrado por un psicólogo emergencista, el jefe de personal, compañero más próximo al accidentado y/o jefe inmediato superior; se le debe proporcionar todas las facilidades de movilidad y de compañía a los familiares, indicándoles cual es el procedimiento a seguir.


Referencia: www.grupoisis.com/.../manual%20equipos%20primera%20respuesta.doc‎

sábado, 23 de noviembre de 2013

LA EXPERIENCIA EN FILIPINAS


Expertos en desastres naturales criticaron este martes la descoordinación en la respuesta a la crisis humanitaria causada por el tifón Haiyan en Filipinas, pese a que el Gobierno defiende su trabajo en la zona afectada. Según organizaciones implicadas en las operaciones para llevar ayuda a los residentes de las regiones que quedaron devastadas tras el paso de Haiyan, no hay ningún tipo de plan de acción en cuanto a la distribución de asistencia se refiere. No hay ningún tipo de esfuerzo conjunto, ninguna hoja de ruta"No hay ningún tipo de esfuerzo conjunto, ninguna hoja de ruta", dijo el presidente de la Asociación Filipina de Gestión de Suministros en Cadena (SCMAP), Arnel Gamboa, al medio local Inter Aksyon. "Es como una orquesta sin director", añadió el experto, que explicó que "hay muchos planes, pero luego no se ejecutan". Gamboa subrayó que los tres días siguientes al paso del tifón, que entró por el este de Filipinas el 8 de noviembre con vientos de más de 300 kilómetros por hora, "eran los más importantes para organizar la asistencia humanitaria", pero las autoridades no estaban lo suficientemente preparadas. Leon Fajardo 'Nonoy', un especialista en emergencias de Unicef, desplazado a Tacloban, narraba hace unos días a 20minutos la ausencia de las autoridades durante los primeros días tras la tragedia: "Durante tres días, la gente de Tacloban estuvo a su suerte, sin las autoridades ni ayuda". "Según informes que hemos recibido, los primeros funcionarios que estuvieron (en las zonas afectadas) ni siquiera llevaban teléfonos satélites", afirmó. El profesional también criticó la falta de datos precisos de la situación sobre el terreno. "Aunque ahora hay ahí muchos funcionarios, la información y comunicación no están llegando a tiempo", opinó. Sólo tres forenses trabajan identificando decenas de cadáveres en TaclobanLas carencias de medios son patentes en todo. Sólo tres forenses llevaban a cabo este lunes la identificación de decenas de cadáveres, en estado de descomposición, que dejó el supertifón en Tacloban, la ciudad más afectada del país, donde los muertos podrían ascender a 4.000.  "Está yendo muy despacio", ha lamentado una de esas forenses, Raquel del Rosario-Fortun. "Es un proceso que no se ha estudiado (...) Cada año tenemos fuertes tifones, debe haber ya una plantilla preparada para esto. Ya es hora de que el Gobierno se prepare para las próximas tormentas", ha añadido. Por su parte, UNICEF destacó este lunes que continuaban los problemas de inseguridad y logística, aunque el reparto de agua y comida había mejorado en las zonas más afectadas por el tifón. Ya es hora de que el Gobierno se prepare para las próximas tormentasLa jefa humanitaria de la ONU, Valerie Amos, se lamentó durante su visita a la ciudad de Tacloban de que la ayuda humanitaria estaba tardando en llegar a las zonas afectadas, al estancarse en Manila. El Gobierno filipino se defiende Por su parte, el Gobierno filipino contesta a las críticas sobre su gestión diciendo que ahora está concentrando en tratar de normalizar la situación en las regiones más afectadas por Haiyan. Este no es el momento de criticar ni de buscar culpables"Estamos redoblando nuestros esfuerzos, haciendo lo que podemos, para tratar de devolver la normalidad a la provincia de Leyte", afirmó en una rueda de prensa televisada el secretario de la Oficina de la Presidencia de Comunicación de Operaciones, Sonny Coloma. El representante gubernamental apuntó asimismo que "este no es el momento de criticar ni de buscar culpables, sino de intentar mejorar la situación de los ciudadanos afectados lo antes posible". Según las autoridades, Haiyan ha afectado a más de 10 millones de personas de 57 provincias. Mientras, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, advirtió este martes de que unas 600.000 personas aún no han recibido ayuda de la agencia. La directora ejecutiva del PMA, Ertharin Cousin, informó a la prensa de que se ha distribuido ayuda de urgencia a 1,9 millones de personas afectadas, pero que en total 2,5 millones necesitan asistencia. El Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Desastres subió este martes la cifra de muertos por el tifón a 3.982, estableció en 18.267 el número de heridos y situó en 1.602 las personas que permanecen desaparecidas. Cerca de 600.000 viviendas resultaron dañadas y los daños en la agricultura y las infraestructuras del país ascienden a más de 11.000 millones de pesos (186 millones de euros o 252 millones de dólares). Por su parte, el Gobierno filipino ha cifrado el coste de reconstruir las viviendas, escuelas, carreteras y puentes destruidos por Haiyan en unos 4.250 millones de euros, por lo que el Gobierno probablemente tendrá que buscar préstamos baratos de las agencias de desarrollo, según ha señalado este martes el  ministro de Planificación Económica, Arsenio Balisacan. 

·         Organizaciones humanitarias critican al Gobierno por la falta de respuesta coordinada, la lentitud, la falta medios y el estancanmiento de la ayuda en Manila.
·         En Tacloban solo tres forenses identifican a decenas de cadáveres.

  • El Ejecutivo dice que "no es momento de criticar".





El reportero, Jon Donnnison enviado de BBC News a Tacloban, epicentro del supertifón Haiyan, cuenta como los sobrevivientes se mezclan con los muertos en esta devastada ciudad.  Rica y exclusiva  vivencia periodística del drama. Recomendación de Puro Periodismo.
Así narra Donnison su experiencia: “Los sobrevivientes viven entre los muertos en la ciudad de Tacloban.
Mientras conducimos hacia la localidad, podemos ver decenas de cuerpos en descomposición en la carretera. Han pasado tres días desde que el tifón Haiyán tocó tierra y los muertos aún no han sido enterrados. Los transeúntes se tapan el rostro con pañuelos para tratar de ocultar el mal olor.
Muchos buscan a sus seres queridos que han desaparecido. Como todas las líneas de teléfono están caídas, la única manera de hallar a alguien es saliendo a buscarla.
En el centro de Tacloban se observa apenas un edificio en pie. Las calles ahora se reducen a un desastre de escombros.
Luego de que una pared de agua golpeara a la ciudad, las escenas son una reminiscencia del tsunami ocurrido en Asia en 2004 y en Japón en 2011.
El golpeado aeropuerto es ahora el centro de la operación de rescate. Pero, al menos por el momento, la ayuda no está llegando lo suficientemente rápido”.


Un equipo de Cáritas Filipinas y de miembros de la red internacional de Cáritas presentes en la zona ha llegado hoy en barco a Leyte para evaluar las necesidades más urgentes. Todo hace temer que el nivel de destrucción producido por el tifón en las áreas que aún siguen inaccesibles sea catastrófico.
Asimismo, la Cáritas local planea enviar equipos de evaluación de daños a varias diócesis pertenecientes a la Arquidiócesis de Palo (en Leyte), a Borongan (en Samar Oriental), al Vicariato Apostólico de Calapan y a San Jose Mindoro en cuanto los canales de comunicación se hayan restablecido.
Agua potable, productos de higiene y saneamiento, alimentos, medicinas, refugio temporal son, según el Gobierno filipino, las prioridades inmediatas, junto a la retirada de escombros, las tareas logísticas y el restablecimiento de las comunicaciones.
Mientras tanto, para las diócesis aún no accesibles desde Manila, Caritas Filipinas está coordinando la ayuda a los damnificados mediante la colaboración de aquellas diócesis cercanas con capacidad suficiente para proporcionar los suministros de emergencia necesarios a las personas más vulnerables y hacer las primeras estimaciones.
El presidente de Cáritas Internationalis, cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, ha declarado que "nuestras plegarias están con el pueblo de Filipinas. Es un pueblo que ha sufrido muchos desastres naturales en el pasado, siempre con fe y gran resistencia. Pueden estar seguros de que las Cáritas de todo el mundo acudirán en su ayuda".
Referencias:
http://www.periodistadigital.com/religion/solidaridad/2013/11/11/catastrofe-en-filipinas-9-5-millones-de-afectados-la-solidaridad-de-la-iglesia-en-marcha-religion-iglesia-ong-caritas-manosunidas.shtml
http://www.puroperiodismo.com/2013/11/13/reportero-bbc-narra-desastre-en-filipinas/ 
http://www.20minutos.es/noticia/1981245/0/criticas/gobierno-filipino/haiyan/ 

viernes, 22 de noviembre de 2013

MANEJO DE CADÁVERES EN SITUACIONES DE DESASTRE, TRABAJO PSICOLÓGICO SOBRE MANEJO DEL DUELO


Los patrones de desarrollo económico capitalista dependiente y globalizado han propiciado una ocupación expansiva del territorio con asentamientos humanos que se ubican una y otra vez en zonas de riesgo propensas a sufrir impactos de eventos extremos de origen “natural”. Éstos parecen manifestarse con una acrecentada intensidad, sobre todo los huracanes y las tormentas tropicales, resultado de la alteración del equilibrio ambiental de los frágiles ciclos ecológicos antes autorregulables, los terremotos y los tsunamis. Los territorios habitados también están expuestos a sufrir desastres provocados por la propia sociedad, como los accidentes de tráfico o los procesos sanitarios químico-tecnológicos, así como los conflictos político-económicos locales, regionales e internacionales, que derivan en enfrentamientos armados, guerras y terrorismo. Sin embargo, independientemente de sus causas, los desastres tienen consecuencias y secuelas que implican pérdidas masivas de vidas humanas, y de animales también, así como daños materiales y financieros.
Las autoridades de un país son quienes fundamentalmente deben coordinar los esfuerzos sociales para afrontar un desastre, mediante un plan de contingencia adecuado que oriente los recursos gubernamentales y privados, en primer lugar, al rescate y atención de los sobrevivientes, otorgándoles asistencia psicológica y médica, y a la evacuación e instalación de los damnificados en albergues temporales. En segundo lugar, es necesario efectuar la restauración del transporte y las comunicaciones, así como la rehabilitación y mantenimiento de los servicios básicos. En tercer lugar, pero no por ello es menos importante, deben encargarse de la recuperación y manejo de los cuerpos sin vida, acciones que se inician desde el momento mismo  de ocurrido el evento, asociadas con la propia búsqueda de supervivientes.
Por tal razón, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha hecho una importante contribución con la elaboración colectiva de este manual sobre el manejo de cadáveres en situación de desastres, el cual da una serie de orientaciones esenciales para establecer una adecuada recuperación y levantamiento de los cadáveres, independientemente de su número. La obligada identificación de los cuerpos nunca debe ser apresurada y es necesario agotar todas las posibilidades para lograrlo. También es imprescindible una disposición transitoria y final de los cuerpos sin vida que respete el proceso de luto para sus familiares y les permita disponer de un entierro digno de acuerdo con sus creencias y costumbres. La identificación de los cuerpos y el manejo del duelo son de fundamental importancia para no provocar daños legales posteriores y un sufrimiento innecesario a los familiares.

Si bien existe un arraigado mito, apoyado culturalmente por postulados higienistas que consideran los cadáveres como sucios y transmisores de enfermedades, la OPS defiende las siguientes premisas:
– los cuerpos sin vida resultado de un desastre no constituyen un riesgo infeccioso;
– nunca se debe enterrar a los cadáveres en fosas comunes sino ubicarlos en nichos, trincheras o zanjas individuales, lo que constituye un derecho humano básico de los familiares sobrevivientes;
– la cremación masiva de cadáveres jamás debe realizarse en contra de las costumbres culturales y religiosas de la población;
– la recuperación psicosocial de la población sobreviviente debe verse como una política de Estado en el marco de una atención integral de la salud;
– un desastre debe ser atendido con un plan de respuesta inmediata ante la emergencia, cuyas tareas han sido establecidas con previsión y preparación, ya que una desorganización e incapacidad de coordinación, así como la improvisación e insensibilización para evitar inequidades de género, que se enlazan con otras formas de desigualdad social, por ejemplo, de clase, raza, etnia, preferencia erótica, generacional, entre otras, puede generar un desastre sobre el desastre, el cual seguramente aumentará el número de víctimas.

En el manual, la OPS profundiza en cuestiones relacionadas con los preparativos para casos de muertes masivas, la importancia del trabajo médico legal asociado, las consideraciones sanitarias, así como los aspectos socioculturales, psicológicos y legales a considerar.

Preparativos para casos de muertes masivas

Un plan de contingencia preventivo para un territorio particular debe incluir un mapa de riesgos y vulnerabilidades
de la población y su entorno construido, así como las acciones que cada quien debe desarrollar en cada caso y eventualidad vinculados con fenómenos naturales o producidos directamente por el hombre, en los que se establezcan las zonas de evacuación y edificaciones más fuertes, incluyendo sitios que puedan servir para el depósito de cuerpos, entre otros. El manual reconoce que, aunque la ayuda inmediata proviene inicialmente de los propios sobrevivientes que resultan ilesos, se debe trabajar en una mejoría de la calidad y de la disponibilidad de los servicios de recuperación inmediatos por medio del adiestramiento y la preparación previos impartidos por organismos especializados.

También con antelación debe quedar muy claro qué institución es la que coordinará todo el proceso del manejo de cadáveres. Además, las autoridades deben establecer nexos y entregar información fidedigna, a través de voceros oficiales, a los responsables de los medios de comunicación para crear confianza y credibilidad y evitar versiones contradictorias y vacíos al suministrar información a la audiencia nacional e internacional acerca de las labores de rescate, la identificación y localización de víctimas,  así como de los desaparecidos. Asimismo, las autoridades deben establecer una manera clara, ordenada e individualizada de realizar las notificaciones de las muertes, y dar todas las facilidades para que la ciudadanía tenga acceso a los cuerpos, prestando la ayuda posible para su disposición final, especialmente cuando la población es de bajos recurso. La demora en la entrega de cadáveres y la incertidumbre sobre los recursos para el pago de los servicios funerarios crea aún mayor angustia y sufrimiento,
por lo que un elemento importante en el manejo de los duelos es favorecer la rápida tramitación de la funeraria y lograr que sea gratuita o accesible para las personas de bajos ingresos.

Los responsables deben evitar, bajo cualquier circunstancia, que se someta a los cuerpos al entierro en fosas comunes o cremaciones en masa, porque además de ser innecesario, violenta los derechos humanos de los familiares sobrevivientes que requieren recobrar el cuerpo victimado. Por ello, las inhumaciones que se realicen deben hacerse de tal forma que permitan la recuperación posterior de los cadáveres.

Trabajo médico legal

El apartado sobre el trabajo médico legal fue elaborado por los especialistas cubanos en medicina legal Jorge González y Alicia Lasanta. Ambos exponen que el manejo de los cuerpos sin vida es un procedimiento complejo que, por lo general, y lamentablemente, es una de las actividades menos trabajadas profesionalmente después de un desastre. Para evitar que así sea proponen que, aun en las situaciones más adversas y sin el personal suficiente, la labor de coordinación de la recuperación y manejo de cadáveres puede ser dirigida por un médico de la comunidad que asuma el liderazgo de un equipo de trabajo de acuerdo con las condiciones y recursos humanos existentes en el lugar. Por lo cual es imprescindible anticipar convenios de colaboración para determinar los recursos existentes y los necesarios: personal profesional experto en desastres y otros participantes; los posibles sitios de trabajo donde se establecerán campamentos o locales temporales para el depósito, exposición y examen de los cadáveres; realizar simulacros de campo; detectar necesidades materiales y quién puede aprovisionarlas en su momento: transporte y comunicaciones, vestuarios y otros medios personales, instrumental y equipos, medios de conservación, agua y alimentación; y noolvidar la atención física y mental médica para el grupo de trabajo. El equipo de trabajo médico-legal, en lo relativo a su preparación técnica, debe incluir expertos en desastres: personal de salud, policías, bomberos, criminalistas y desastrólogos, arquitectos, urbanistas, ingenieros, antropólogos u otros profesionales vinculados al desastre, periodistas y trabajadores de los medios, autoridades judiciales.
Otros participantes son: autoridades del gobierno y de la comunidad, instituciones religiosas, funerarias, sepultureros y otros servicios relacionados con cadáveres, diplomáticos y representantes consulares, personal de limpieza, encargados de cocina, familiares, vecinos y población en general.
Los objetivos del trabajo médico-legal son: hacer un diagnóstico de la muerte, rescatar los cuerpos y sus restos, establecer su identidad, estimar el momento de la muerte y las causas de la muerte en forma individual cuando proceda, explicar las circunstancias en las cuáles se produjo, preparar los cadáveres y restos para su disposición final y, sobre todo, revertir o reintegrar el estudio del hecho en un elemento de prevención futura. Para una clasificación que permita una identificación más eficaz, el manual establece que es recomendable colocar los cuerpos en espacios preestablecidos, atendiendo a su clasificación por grupos según el sexo, color de la piel, edad, biotipo, largo del cabello, estatura, tamaño del pie, entre otros.
El manual no hace referencia alguna sobre las diferencias de género en las tasas de mortalidad, tal como los estudios sobre desastres “naturales” que hasta hace poco tiempo manifestaban que no había discriminación entre las
Víctimas. Sin embargo, estudios recientes han detectado una diferenciación en la tasa de mortalidad y morbilidad que afecta más a las mujeres que a los hombres, por lo menos en desastres como tsunamis, hambrunas por sequías, ciclones y huracanes y terremotos (Shubh Kumar-Range, 2001). Un ejemplo muy reciente es el tsunami de diciembre de 2004 que afectó gravemente las costas de Indonesia, la India, Sri Lanka, entre otros países asiáticos, donde en algunas localidades se detectó una proporción de cuatro muertes de mujeres por cada muerte de un hombre, lo que ya permite anticipar problemas en esas comunidades para la creación de nuevas parejas matrimoniales y el cuidado de los miles de niños sobrevivientes que quedaron huérfanos (Sukarsono, 2005).

Consideraciones sanitarias en casos de muertes masivas

Si bien la OPS, por medio de la aportación de Kart Western del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, enfatiza a lo largo del texto que existen evidencias científicas que indicanque la sola presencia de cadáveres humanos y de animales como resultado de un desastre no representan un riesgo de epidemia ni una causa para la diseminación de enfermedades infecciosas donde no existen enfermedades endémicas.
Registra que la clave para prevenir enfermedades es el mejoramiento de las condiciones sanitarias y la educación de la población sobre los riesgos reales que implican los cadáveres. Aclara que un cadáver posee un menor riesgo infecto-contagioso que una persona viva infectada. Para que algunas enfermedades puedan representar un riesgo para la salud pública, los cadáveres deben ser huéspedes de una enfermedad presente en zonas endémicas (tuberculosis, estreptococos, meningitis y septicemia, meningococos o infecciones virales como las gastrointestinales, de las vacas locas, hepatitis B y C, virus VIH, fiebres hemorrágicas).Otra condición es que los microorganismos puedan vivir en el cuerpo del ser humano, del animal o en el ambiente después de la muerte del huésped, así como contar con las condiciones ambientales necesarias para su propagación, como la alteración de la infraestructura de disposición de desechos o superpoblación, entre otras. En general, como medida preventiva, se plantea la desinfección de los cuerpos con una solución a base de cloro y un control en su transporte. Sin embargo, las causas de una mayor morbilidad y mortalidad son más atribuibles al agua estancada de las inundaciones, a la falta de agua potable, a medidas sanitarias insuficientes, al hacinamiento y al daño en la infraestructura básica, como las fracturas en las redes de agua potable y drenaje que provocan la contaminación de la primera, y cuando los propios manipuladores de cuerpos no observaron las normas de higiene necesarias.

Por estas razones se deben priorizar medidas sanitarias extremas respecto al agua potable y al manejo de desechos en los albergues de damnificados y campos de refugiados. Los cadáveres de animales, por su parte, representan un riesgo muy limitado para la salud pública, excepto bajo condiciones muy específicas, como la presencia de agentes infecciosos endémicos preexistentes en la zona y la contaminación de agua por heces y fluidos de lesiones. Los vectores de enfermedades endémicas deben controlarse y erradicarse con las medidas necesarias. Al igual que con los humanos, el manual plantea que hay que priorizar el cuidado de los animales vivos por sobre la disposición de los cadáveres de animales. Para los cadáveres de animales propone una medida inicial temporal consistente en rociarlos con petróleo y cubrirlos con tierra hasta que se den las condiciones necesarias para su entierro definitivo. No hay que descuidar la salud de los animales vivos, que deben ser reunidos, atendidos y vigilados para prevenir cualquier brote de enfermedad. Al respecto el manual resalta que “para atender los efectos del duelo es necesario tener en cuenta los lazos afectivos y de supervivencia que atan al ser humano a los animales, mascotas, ganado o simplemente especies con las que coexiste”.
Asimismo, la OPS propone en la guía evitar someter al equipo de rescate y a la población en general a campañas masivas de vacunación innecesaria contra enfermedades que supuestamente transmiten los cadáveres.

Aspectos socioculturales

Uno de los aspectos de mayor relevancia en la recuperación de los cuerpos y su debido proceso de identificación es que permiten que se pueda llevar a cabo el duelo familiar y comunitario, así como los rituales que otorgan el valor simbólico del cadáver y de la sepultura, circunstancias que en un desastre deben ser respetadas. La OPS y el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia lo señalan: “El impacto de la alteración de los rituales normales es tal que ha llegado a considerarse que los duelos no resueltos de una sociedad son un factor decisivo en la recurrencia episódica de brotes de violencia; así, el mapa de zonas de violencia en el mundo muestra antecedentes similares en su historia, aún si se presentan como atribuidos a diversas causas en cada época”.
El respeto a los muertos ayuda a definir el respeto debido a los vivos, y en esa misma sucesión de episodios de muertes por desaparición o traumáticas con duelos no resueltos ayuda a explicar el porqué de los infortunados resultados de los programas de resolución de conflictos bélicos que se intentan en cada país. De ahí que sea un punto clave en la resolución de odios y conflictos de larga duración. No respetar los rituales ni los valores de una sociedad provocan un círculo vicioso que “impide que culmine un sano duelo y la comunidad  pueda volver a ocuparse de sus asuntos vitales”. De igual manera, “el poder cumplir adecuadamente los rituales funerarios en muertes violentas—que requieren investigación judicial— ayuda a restaurar la confianza de la sociedad en su propia organización”.
En la actualidad hay suficientes recursos técnicos y científicos para identificar, manejar y conservar hasta la disposición final numerosos cadáveres en forma respetuosa, reconociendo la trascendencia de llevar a cabo los rituales funerarios propios de cada comunidad, de tal forma que se eviten acciones precipitadas, como inhumar o cremar, que impiden identificar a las víctimas y devolver los cadáveres a sus deudos, quienes requieren de la presencia física del cuerpo o restos para realizar el ritual del funeral. Lo anterior permite el desarrollo de un duelo sano, que cada cultura ha acuñado para aliviar el dolor y cicatrizar penas.
Un funeral es más que el simple hecho de deshacerse de un cadáver, permite darle algún sentido a la muerte cuando nos vemos confrontados con ella y otorga un estatuto de dignidad y sentido a la desaparición del ser humano. Un duelo permite a largo plazo la reparación del tejido social afectado por el desastre y evita devastadoras secuelas a nivel psíquico y social, e incluso ahorra los elevados gastos que implican las exhumaciones de fosas comunes para lograr identificaciones posteriores.
Reparar el tejido social debe considerarse como una política de Estado en el marco de una atención integral de salud.
Las muertes masivas inesperadas constituyen momentos de dolor colectivo que pueden llegar a convertirse en protestas sociales y políticas que afecten la dinámica comunitaria. El sepelio canaliza el duelo colectivo, el dolor social, ayuda a manejar la pérdida y a diluir la ira; y aunque es expresión colectiva de desesperanza, indefensión y vulnerabilidad, permite simultáneamente la expresión de compasión, simpatía y ofrece una ocasión para compartir un momento de solidaridad.

Aspectos psicológicos

Jorge Rodríguez, consultor de salud mental de la OPS y la Organización Mundial de la Salud (OMS), enfatiza en su apartado que, además de la atención de la salud mental de los sobrevivientes, el manejo de gran cantidad de cadáveres requiere un plan psicológico y físico de acompañamiento, ya que este proceso puede causar enorme impacto en la salud del equipo de trabajo y de los damnificados. En periodos posteriores a un desastre es necesario trabajar la memoria histórica del colectivo afectado, como un proceso de aceptación, reelaboración de lo sucedido y la dignificación de las víctimas. Sobre todo si las circunstancias hacen aún más difícil enfrentar un proceso de duelo como son: las desapariciones, la imposibilidad de reconocer los cadáveres, los enterramientos colectivos en fosas comunes, las masacres, y los casos donde los familiares y allegados que, aunque se percataron de la muerte y pudieron realizar un entierro, mantienen sentimientos de ira debido a lo brutal e injusto de la misma.
Existen efectos tardíos en los sobrevivientes con duelos patológicos que deben tratarse psicológicamente para evitar sus severas consecuencias: trastornos psiquiátricos como depresión, trastornos de adaptación, manifestaciones de estrés postraumático, abuso del alcohol y otras sustancias adictivas y trastornos psicosomáticos. También se reporta un incremento del índice de suicidios en los periodos posteriores al deceso masivo de personas como consecuencias de desastres o crímenes de guerra. En situaciones de guerra o de conflictos de larga duración, los patrones de sufrimiento, como tristeza, miedo generalizado, ansiedad, se manifiestan corporalmente, síntomas que con frecuencia adquieren un carácter grave y de larga duración. Un duelo complicado puede conducir a un trastorno depresivo, que se caracteriza por una tristeza  acentuada, pérdida de la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas, mengua del nivel de actividad y un cansancio exagerado, disminución de la atención y concentración, pérdida de confianza en sí mismo, sentimientos de inferioridad, ideas de culpa, perspectivas sombrías sobre el futuro, pensamientos o actos suicidas, trastornos del sueño y pérdida de apetito.

Vulnerabilidades específicas sobre las poblaciones masculina y femenina

Las muertes masivas significan una condición de riesgo psicosocial elevado y tienen efectos diferenciados según el género y la edad. En este manual, aunque en forma escasa, se menciona que, mientras la salud mental de los hombres es afectada de manera más inmediata, las mujeres sufren a más largo plazo y los trastornos psíquicos que las atañen son de inicio tardío. Los patrones genéricos hacen que los hombres tiendan a reprimir las emociones dolorosas y les resulte difícil hablar, pues hacerlo es interpretado como una debilidad. Las mujeres tienden a comunicar con los otros y expresar sus temores, buscan apoyo y comprensión para sí mismas y sus hijos. Además, existen nuevos roles que se imponen a la desaparición de uno de los miembros de la familia, como el caso de las mujeres viudas que se convierten en jefas de hogar sin dejar de ocuparse de las tareas domésticas de cuidado y alimentación, o el padre viudo que queda a cargo de los hijos y de las responsabilidades de la casa. En general a los ancianos un desastre los afecta significativamente más que a otros grupos sociales, ya que por su edad tienen problemas de salud y discapacidades. Además, pueden encontrarse aislados y carecer de redes de apoyo, y no ser considerados como factores activos y productivos, aunque lo sean. Los niños sobrevivientes requieren atención rápida y oportuna para no dejarlos expuestos a sufrimientos no comunicados y temores no comprendidos sobre lo sucedido. La escuela, la comunidad y su familia son espacios terapéuticos fundamentales, mas hay que capacitar al personal que trabaje con niños con una estrategia de recuperación flexible no necesariamente profesionalizada.

Aspectos legales

Susana Castiglione, abogada argentina y consultora de la OPS, elabora la sección legal y sostiene que los derechos humanos se ven afectados si las autoridades a cargo del manejo de la emergencia se niegan a rescatar los cadáveres, no los recogen en forma adecuada o no toman los recaudos necesarios para identificarlos y los inhuman transgrediendo los ritos religiosos y las creencias culturales.

Por ello, los damnificados pueden interponer reclamaciones jurídicas por daños materiales y morales, de acuerdo con las disposiciones internas de los Estados y los instrumentos internacionales de derechos humanos ratificados, si las autoridades ignoran la plena identificación de los cadáveres. La identificación es la única forma de tener la certeza de la muerte, pues elimina toda posibilidad de fraude, y es el único medio de poner fin a la angustia y dolor de los familiares. Ello obliga a los Estados a adoptar normas técnicas con un contenido legislativo e instruir al personal que actúa en emergencias sobre la ausencia de riesgos epidémicos en el manejo de cadáveres. Con ello evitaría causar daños irreparables a las familias de las víctimas y los consecuentes pleitos legales que podrían concluir en sentencias generadoras de responsabilidad. Una desaparición no esclarecida incrementa los daños materiales de familiares o interesados que se ven imposibilitados para tener acceso a los activos de familiares, cobrar seguros y participar de los bienes de los difuntos, lo cual depende de largos procesos judiciales de declaración de muerte presunta. Una desaparición genera problemas de vacíos legales, de herencias de propiedades, testamentos, negocios y hasta fraudes en registros públicos electorales, entre otros.

Modelo de ley para el manejo de cadáveres en situación de desastre

El manual propone, en su parte final, un modelo de ley para el manejo de cadáveres en situación de desastre con varios articulados que determinan los responsables, los preparativos y la conformación del grupo que ha de hacer el manejo y levantamiento de cadáveres: embalaje, traslado, identificación, tratamiento de los muertos no identificados, disposición final de los cuerpos, inhumaciones, cremaciones y cooperación internacional. La cooperación internacional, como el caso de la Interpol, puede establecerse para colaborar con equipos de identificación de otros gobiernos.
Asimismo, los Estados deben proteger la integridad de los cadáveres y sancionar como figuras delictivas en los códigos penales la profanación de tumbas, cadáveres o cenizas, la interrupción de funerales y la necrofilia. Se menciona que México pena legalmente el ultraje de los cuerpos femeninos y masculinos, y propone que esa medida se establezca como una norma modelo.

Estudios de caso

El manual concluye con el estudio de caso emprendido por Judith Maguiña, del Instituto de Medicina Legal de Perú, sobre el manejo de cadáveres en el incendio de Mesa Redonda en Lima en diciembre de 2001, y el trabajo de Zacarías Duarte, del Instituto de Medicina Legal de Nicaragua, sobre el deslave del volcán Casita en Nicaragua en octubre de 1998. En este último caso, el autor comenta que no se identificaron los cadáveres, sino que se quemaron in situ y, en consecuencia, no se emitieron las actas de defunción de más de 2 500 muertos no identificados, los cuales hubieran podido votar en las siguientes elecciones de alcalde, ya que oficialmente no estaban muertos.


Referencia: http://www.redalyc.org/pdf/139/13901912.pdf

sábado, 9 de noviembre de 2013

PRIMEROS AUXILIOS PSICOLOGICOS ESTRATEGIAS DE INTERVENCION


Siguiendo a Caplan y a Erikson, las crisis son entendidas como “una respuesta de disrupción  en la homeostasis psicológica del individuo, en la que fallan los mecanismos de afrontamiento habituales tendentes a reinstaurar dicha homeostasis, lo cual va acompañado de todo un conjunto de consecuencias conductuales, emocionales, cognitivas y biológicas en la persona”.

Silvia Bleichmar entiende por crisis “la repercusión psicológica de complejas situaciones vitales, la forma en que estas son vividas por la persona, a partir de múltiples y muy variados factores histórico-coyunturales: su inscripción económico-social, familiar, su propia historicidad, sus vicisitudes como sujeto psíquico (fundamentalmente inconscientes), etcétera”.

De otro lado, “una crisis es una combinación de situaciones de riesgo en la vida de una persona que coinciden con su desorganización psicológica y necesidad de ayuda. La crisis representa el peligro de una mayor vulnerabilidad al trastorno mental como la oportunidad para el desarrollo de la persona. La crisis es una experiencia que siempre está presente en la vida de los seres humanos”

Durante la vivencia de una crisis, la persona pierde de forma transitoria o definitiva una serie de aportes con los que ha contado; encontrando comprometida su estabilidad. Estos aportes pueden tener diferentes dimensionalidades, pudiendo ser tanto físicos (alojamiento, economía, alimentación, salud, autonomía, etc.) como psicosociales (de relación con los otros, seguridad, pertenencia, confianza, etc.) así como de otra índole, que pueden afectar a su salud mental.

Dicho esto, la persona puede encontrarse en muchas situaciones de emergencia “la intervención psicológica en crisis se orienta hacia la expresión de los sentimientos y experiencias internas de la persona que se relacionan con el evento o eventos que provocaron el desajuste, facilita la elaboración del duelo ante la pérdida, en ocasiones de bienes materiales, pero en otros casos ante la irreparable pérdida de un ser querido”.

La intervención en crisis consiste en “un tratamiento intensivo que requiere la habilidad para la creación de un clima óptimo de comunicación que facilite: (a) la libertad de expresión por parte de la persona en crisis, (b) la aceptación de la persona y de su situación, (c) la expresión de la capacidad para escuchar de manera empática, (d) la búsqueda de soluciones realistas, y (e) la expresión natural de afecto y cercanía. Se trata de propiciar una situación de seguridad psicológica que permita la exploración de los eventos críticos en un contexto de realidad.


Los primeros auxilios psicológicos

Los PAP (primeros Auxilios Psicológicos): concepto, características y objetivos. Características de las PAP

Son intervenciones de primera instancia.
- Son inmediatas y de corta duración.
- Están dirigidas a cualquier persona impactada por un incidente crítico.
- Su objetivo principal es proporcionar apoyo, reducir el peligro de muerte y enlazar a
la persona en crisis con los recursos de ayuda.
- Los PAP los proporciona cualquier persona suficientemente entrenada y formada.
- Se proporcionan principalmente en el mismo lugar del suceso.

El objetivo de nuestra intervención es “ayudar a la persona a aceptar lo sucedido, expresar sentimientos, facilitar que busque soluciones y apoyo social, ayudar a que recupere el nivel de funcionamiento que tenía antes del incidente y prevenir la aparición de consecuencias negativas para su salud mental”

Los objetivos que persiguen los PAP son, según Gómez-Mascaraque y Corral Torres, los siguientes:

- Proporcionar apoyo, facilitando que la persona se sienta escuchada y comprendida, facilitando la expresión de sentimientos y la ventilación de emociones negativas como el miedo, la tristeza, la angustia o el enfado.
- Reducir la mortalidad: al entender que el suceso estresor puede generar situaciones violentas como agresiones a otras personas o a sí mismo; actuando en consecuencia para evitarlo (desarrollar su red de apoyo informal, favorecer su ingreso hospitalario, etc.)
- Ser el nexo de unión con recursos de ayuda, proporcionándole información sobre los recursos necesario y brindándole orientación sobre qué hacer y cómo hacerlo.

“La búsqueda de apoyo social será fundamental para toda persona que haya vivido un suceso crítico, sin embargo, debemos prestar especial atención ante grupos específicos como niños, ancianos y discapacitados”.

La actuación a desarrollar y que comprendería el ámbito de los primeros auxilios psicológicos y emocionales, según Núñez, son los siguientes:

Protección: Donde lo prioritario es proporcionar seguridad y resguardo a la persona. Para ello, el Trabajadores Sociales gestionarán los recursos que consideren necesarios y harán uso de las técnicas necesarias, tales como la derivación de las personas a los servicios oportunos (centro de acogida).

Contacto: Donde se deberá promover el contacto tanto emocional, como físico. En relación a este último tipo de contacto, aclarar que este no se llevará a cabo en situaciones que resulten contraproducentes (como es el caso de las agresiones sexuales) o cuando nuestro interlocutor sea de un sexo diferente al nuestro (para que no dé lugar a malas interpretaciones). En todo momento, el profesional debe mostrarse receptivo a las necesidades.

Aceptar sin juzgar los sentimientos: El objetivo es tranquilizar a la persona, por lo que se deberá evitar hablar de culpables o realizar juicios de valor.

Aceptar nuestras limitaciones y la imposibilidad de resolver todo en el momento:
Esto es imprescindible para poder actuar de forma responsable.

Evaluar las capacidades de la persona o grupo: Determinando sus facultades (orientación temporo-espacial, estado emocional, procesamiento de lo ocurrido, etc.) para poder anticiparnos a sus necesidades. Lo importante es la detección de las preocupaciones de la persona y ayudarla en la resolución de las mismas (facilitarle el contacto con las personas que precise, darle la información necesaria, etc.).

Brindar opciones: La persona ante esta situación es incapaz de decidir, por lo que se la deberá ayudar en la elaboración de una lista de alternativas o soluciones posibles.

Acciones concretas y estimulantes: Estableciendo objetivos e incitación a la acción.

Ofrecer información: sobre todos los recursos sociales disponibles.


Seguimiento: Imprescindible para valorar la evolución de la persona y su situación.


REFERENCIA: http://www.trabajosocialmalaga.org/archivos/revista_dts/47_07.pdf